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PERFIL POLITICO DE LA INTRACENDENCIA

 
Javier Orozco Alvarado
E-Mail: orozcoalvaradoj@yahoo.com.mx
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del CONACYT
 
Tal como les prometí en la entrega anterior, hoy voy a seguir con el análisis del perfil político de los personajes que por más esfuerzos que hagan por figurar o por destacar socialmente en la historia de la humanidad o de su localidad; cuando mucho llegarán a formar parte de la lista de los grandes sociopátas, los pervertidos sexuales, los misóginos, los perversos narcisistas o los antisociales.
 
Y es que, como acertadamente lo señala Fernando Savater, algunos personajes “se instalan para siempre en la gloria de los elegidos, en el limbo de los estudiados a pié de página de los manuales o en el infierno del puro y simple olvido”.
 
Pues a propósito de la intracendencia, me viene a la mente el libro de “La Inmortalidad”, de Milan Kundera, el cual leí hace mas de veinticinco años,  en el que el autor hacía referencia a los distintos tipos de inmortalidad y los absurdos que se comenten con tal de llamar la atención de  la opinión pública.
 
Aunque no es mi intención hacer una reseña de este libro, porque seguramente muchos de ustedes lo habrán leído; sólo quiero destacar algunos pasajes para tratar de entender el por qué algunas personas tienen que recurrir a la farza, al engaño, la mentira,  la calumnia, la coacción, el chantaje o a conductas antisociales para poder sobresalir o sobrevivir.
 
Según Kundera, existen distintos tipos de inmortalidad, que van desde la pequeña inmortalidad, la mediana inmortalidad, la gran inmortalidad y la inmortalidad absurda. Como ejemplos de la inmortalidad absurda, cita la anécdota de Jimmy Carter, quien siendo presidente de los Estados Unidos convocó a los medios de comunicación para que lo filmaran y publicitaran como el presidente más deportista de la historia; pero, para su mala suerte, le dio un paro cardiáco que lo llevó al hospital.  También hace referencia a Charles Atlas, quien murió aplastado por levantar un peso mayor al de sus capacidades.  En opinión de este autor, ambos pasaron a la historia de la inmortalidad absurda.
 
Hay personajes que, por su gran trascendencia en la literatura universal, como Octavio Paz, Carlos Fuentes o Gabriel García Márquez, pasarán a la gran inmortalidad en la historia de la humanidad. En nuestro querido Puerto Vallarta hay muchos personajes que pasarán también a la historia por su altruismo, por sus aportaciones a la cultura, a la educación, a la sociedad o a la política de esta localidad.  Pero también hay personajes que, seguramente, pasarán a formar parte de la inmortalidad absurda por tener como tarea descalificar, chantajear, calumniar, agredir, denostar y prestarse al servilismo profesional.
 
Ya lo decía acertadamente a principios del siglo XX Miguel de Unamuno, en su libro “Del sentimiento trágico de la vida”; que el hombre no se resigna a morir del todo, por lo que tiene que recurrir a cualquier cosa o evocar Dios para buscar la inmortalidad del alma, en tanto que Dios, para la generalidad de los hombres, es el productor de inmortalidad.
 
En la vida real, la pequeña, mediana o gran inmortalidad se logra aportando conocimientos, siendo creativo, siendo honesto o comprometiendose con las causa justas a favor de la naturaleza o la humanidad.  Por eso, para destacar local o universalmente, aunque sea mínima o  medianamente, hay que estudiar, o por lo menos hay que consultar la internet para tener acceso a muchas fuentes de información y no tener que recurrir a la especulación, a la imaginación, al chismorreo o a la mentira; pero sobre todo para no terminar en el basurero de la historia como un pobre columnista político de rancho.
 
Jueves 1º de mayo de 2014

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