Probabilidad de obtener blackjack.

  1. Tirada Gratis De Juegos Tragamonedas En Blueprint Casino: La ley de juegos de azar de Missouri sería un buen ejemplo de la posición promedio de los Estados unidos sobre los juegos de azar.
  2. Como Se Juega A La Ruleta Americana - Todos los juegos deben ser totalmente jugables y adaptarse al tamaño de la pantalla.
  3. Para Ganar Tragamonedas: Estos puntos, llamados CPs, cuentan para la progresión de nivel.

Como se hace blackjack.

Como Jugar Y Ganar En La Ruleta
Lucky Bird cuenta con chat en vivo al que se puede acceder en cualquier momento.
Como Ganar En La Ruleta Electrónica Del Casino
A pesar de que el tema se ha utilizado con demasiada frecuencia, el juego real realmente se puede ver y eso es lo que importa al final del día.
Puede el Equipo A superar su déficit para sorprender a los fanáticos, expertos y su oponente.

Descargar maquina tragamonedas para pc.

Como Se Juega La Ruleta De Chupitos
En una de las 25 combinaciones ganadoras posibles, puede poner 1 moneda con una denominación de 1 a 50 centavos.
Kakadu Casino Bono Sin Depósito 50 Giros Gratis 2025
Hola, he intentado retirar fondos de Bonus boss.
Juegos Para Ganar Dinero Real Colombia

CarruselTurismo

¿Dónde están los turistas?

Por Dr. Javier Ruiz Hermoso
El verano de 2025 dejó una sensación extraña en Puerto Vallarta y Bahía de
Banderas. En medios locales, mesas empresariales y pasillos de hoteles el
comentario era recurrente: “esta temporada fue mala, muy mala”. Restauranteros
reportan mesas vacías, transportistas notan menos traslados a aeropuerto, y
hoteleros hablan de ocupaciones más bajas de lo esperado. Sin embargo, los datos
oficiales muestran una realidad más compleja: sí hubo turistas, pero no siempre
estuvieron donde los empresarios acostumbran a encontrarlos.
Tampoco son los mismos ni se comportaron como antes. Entonces, ¿dónde están
los turistas?
En el Aeropuerto Internacional de Puerto Vallarta el flujo de pasajeros alcanzó los
3,805,500 en el primer semestre del año. Es un número que refleja un ligero
crecimiento respecto al año pasado, apenas de un 1.2%, pero con un detalle
fundamental: los viajeros nacionales crecieron un 12.6%, mientras que los
internacionales retrocedieron alrededor de 5%. La fotografía de julio fue todavía más
contrastante: mientras los mexicanos que llegaron por avión aumentaron 7%, los
extranjeros disminuyeron 6.1%.
En Bahía de Banderas los números tampoco apuntan a una catástrofe. Durante el
primer semestre arribaron 870,379 turistas, lo que significó un avance de poco más
del 1%. El motor fue, de nuevo, el mercado nacional, que creció 17%. El
internacional, en cambio, cayó cerca de 10%. Y si nos concentramos en julio, se
observa lo mismo: los mexicanos que vacacionaron en la zona aumentaron en dos
dígitos, mientras que los visitantes extranjeros se desplomaron casi un 37%.
Con estas cifras, la pregunta es inevitable: ¿por qué los hoteleros, restauranteros y
transportistas hablan de una temporada floja? La respuesta se encuentra en los
matices.
El sector hotelero fue quizá el más golpeado por esta nueva realidad. En apenas un
año, Bahía de Banderas pasó de tener 15,189 habitaciones a 15,617. Un
crecimiento de casi 3% en la oferta que, combinado con la baja del turismo
internacional, terminó diluyendo los resultados. En los cuartos/noche ocupados se
registró una caída cercana al 3% en comparación con 2024.
Si bien los nacionales generaron un incremento importante en noches ocupadas
(14%), la caída de los extranjeros, de más de 8%, se hizo sentir. El balance final fue
una ocupación hotelera que perdió casi cuatro puntos porcentuales en lo que va del
año. Para los hoteleros, acostumbrados a ver sus lobbies llenos en agosto, la
percepción inmediata es clara: hay menos huéspedes.
Por su parte el sector restaurantero también resintió la temporada, aunque por
razones distintas. Los comensales no desaparecieron, pero sí cambió su forma de
consumir. El turista nacional, que creció con fuerza, suele cuidar más el bolsillo.
Prefiere restaurantes más accesibles o, en muchos casos, cocina en el alojamiento
que renta.
No son pocos los empresarios que comentan que las mesas estuvieron ocupadas,
pero en esos casos el ticket promedio fue más bajo que otros veranos. Además, los
polos gastronómicos se desplazaron: mientras algunos establecimientos en el
malecón de Vallarta reportaban días flojos, los restaurantes de playa en Sayulita,
San Pancho, Yelapa o Las Ánimas estaban llenos. Hubo otros centros de consumo
de nicho con números iguales o poco superiores al del año pasado, y otros más que
apenas están emergiendo. El tema ya lo hemos aborado antes con información de
DENUE que muestra el número más que la opinión.
Pero la caída del turismo internacional también golpeó a transportistas y taxistas
turísticos. Con menos extranjeros llegando al aeropuerto, los traslados hacia hoteles
de la zona disminuyeron. Por otro lado, los visitantes nacionales llegaron en mayor
proporción en sus propios autos o en vehículos rentados, reduciendo la demanda
de transporte organizado. Más vehículos pero menos traslados.
En paralelo, la dispersión del turismo hacia localidades como Bucerías, La Cruz de
Huanacaxtle o Punta de Mita generó recorridos más largos pero menos constantes.
El trabajo se fragmentó, y para muchos choferes, la temporada se sintió más vacía.
En cuanto a las rentas vacacionales hay una doble realidad, que en realidad son
dos caras de la misma moneda. Por un lado, el inventario en Bahía de Banderas
sigue creciendo y ya supera las 9,400 unidades activas. Las ocupaciones
promediaron entre 40% y 45% por ciento, con destinos como Sayulita alcanzando
más de 50%.
Aquí el mercado nacional encontró una opción ideal: casas o departamentos para
familias completas, con cocina incluida y precios competitivos frente a los hoteles.
Esa decisión tuvo consecuencias visibles: más gasto en supermercados, en
experiencias de aventura o en transporte independiente, y menos en restaurantes
de mantel largo o paquetes all-inclusive.
Al final, la diferencia entre la percepción empresarial y los números oficiales se
explica en un cambio de composición. Llegaron más turistas nacionales, pero su
gasto diario es más bajo y se reparte de manera distinta. Los hoteles sienten menos
ocupación, los restaurantes ven cuentas más chicas y los transportistas menos
traslados. En paralelo, supermercados, experiencias alternativas y plataformas de
renta encontraron más movimiento. Canopy River Park es un ejemplo de ello.
Se suma, además, el crecimiento constante de la oferta: más hoteles, más
departamentos en plataformas digitales. El pastel turístico es prácticamente el
mismo, pero ahora hay más manos disputándose las rebanadas.
Si se observa la derrama económica, los números muestran estabilidad: más de
$1,070 millones de dólares en lo que va del año. Pero con un detalle incómodo: esa
derrama no creció al ritmo del número de turistas. Significa que el gasto promedio
por visitante disminuyó o está disminuyendo restándole competitividad al destino.
Para los empresarios, eso se traduce en menos ingresos por unidad: menos
habitaciones ocupadas, menos traslados contratados, menos cenas costosas. Para
los economistas, significa una transformación del perfil turístico.
Puerto Vallarta y Bahía de Banderas enfrentan hoy un dilema claro: los turistas
siguen llegando, pero viajan distinto. No basta con contar cuántos entran por el
aeropuerto: hay que entender dónde se alojan, cómo se mueven, en qué gastan y
qué experiencias buscan.
El crecimiento del turismo nacional es una oportunidad que exige nuevos productos
y campañas enfocadas en fidelizarlo. Al mismo tiempo, la caída del mercado
internacional debe atenderse con estrategias de conectividad y promoción que
devuelvan atractivo al destino en Canadá, Estados Unidos y Europa.
Recuperar agosto, que tradicionalmente fue uno de los meses más fuertes, requiere
creatividad: nuevas experiencias que diferencien a la bahía en la temporada baja
de los extranjeros.
¿Dónde están los turistas? Están aquí, pero no siempre en los hoteles de siempre.
Están en casas de Bucerías, en condominios de Nuevo Nayarit, en los restaurantes
bohemios de San Pancho y en los pasillos de los supermercados. Llegan en avión
desde Ciudad de México o Guadalajara, pero también en camionetas familiares que
recorren la carretera Guadalajara – Puerto Vallarta.
El reto ya no solo es atraerlos, sino adaptarse a sus nuevas formas de viajar. El
verano de 2025 no fue malo: fue distinto. Y esa diferencia marca el inicio de una
nueva geografía turística para Puerto Vallarta y Bahía de Banderas.

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Botón volver arriba