EL INCIERTO FUTURO DE MEXICO
EL INCIERTO FUTURO DE MEXICO
Javier Orozco Alvarado
Puerto Vallarta._Hace muchos años que los mexicanos estamos esperando que la situación del país mejore. Aún recuerdo que mis abuelos y mis padres siempre tuvieron la esperanza de que un día la situación del país cambiaría y, sexenio tras sexenio, siempre decían que el siguiente presidente sería mejor, que ese si era el bueno. Así crecí también pensando que un día llegaría el bueno.
A muchos de nuestra generación nos tocó experimentar el cambio de la “dictadura perfecta” a la “democracia imperfecta”; de lo que fue el proteccionismo comercial de los años sesenta a la liberalización comercial de los años ochenta, es decir, del nacionalismo a la globalización.
Hoy no sabemos si antes estábamos mejor o ahora estamos peor; pero lo que sí es una realidad es que, cuando el priista Carlos Salinas de Gortari estableció el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, el gobierno nos prometio que ahora si pasaríamos al primer mundo. Igual que las promesas de los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón, quienes prometieron lograr altas tasas de crecimiento, empleo, seguridad y todo lo que usted escucho que no se cumplio.
Pensamos que el retorno del PRI era por el bien del país y seguimos esperanzados, quebrados y decepcionados. Y nos seguimos preguntando, ahora qué sigue.
Por principio de cuentas, hay que entender que el modelo de acumulación neoliberal en México nuevamente se agotó, así como se agotó hace más de cien años el modelo porfiriano de acumulación. Ese agotamiento es el que dio paso a los cambios en el sistema económico y que dio origen a la revolución de 1910, cuyo resultado fue el progreso económico y social del país a lo largo de más de cincuenta años.
Hoy se requiere una nueva revolución, que sea pacífica y nos conduzca a un nacionalismo moderno que combine a las fuerzas del mercado con el poder económico del Estado. Un nacionalismo que se adapte a las circunstancias nacionales e internacionales y que emprenda acciones en favor del mercado interno y de respuesta al comportamiento del mercado externo. Es decir, una especie de comercio a la medida; algo así como trato preferencial para los iguales y trato diferencial para los no tan iguales.
Aunque dejamos de ser una potencia petrolera, ni podremos mandar en el futuro productos y mano de obra a los Estados Unidos, México cuenta con múltiples acuerdos comerciales bilaterales que lo colocan ante la posibilidad de encabezar un proyecto de Mercado Común Latinoamericano o hasta la posibilidad de crear un Mercado Único o una Unión Económica Latinoamericana. Un proyecto que tendría que estar en manos de la alternancia y no en manos de los partidos tradicionales, quienes en los últimos treinta años no han logrado entender la necesidad de emprender un cambio.
Hoy necesitamos un nuevo proyecto de nación, que sea encabezado por mexicanos con espíritu nacionalista, que se preocupen por la gente, por los empresarios nacionales y locales y por el futuro económico de México.
Nuestro país juega un papel estratégico en la geografía económica mundial, por lo que no debe amedrentarnos el nacionalismo trasnochado de Donald Trump; pues están emergiendo otros mercados tan o más importantes que el mercado norteamericano para los productos mexicanos. México sigue siendo importante para los países europeos, como lo fue en el pasado colonial y aun durante el porfiriato. Hoy el mercado latinoamericano es tan importante como cualquier otro mercado del mundo por el tamaño de su población y por la potencialidad que le brindan sus recursos naturales y humanos, pues formamos un mercado de 625 millones de consumidores, según la CEPAL; muy superior a los 325 millones de Estados Unidos.
No podemos seguir empeñados en conservar un mercado que impone obstáculos, amenaza e intimida a los productores y a los mercados globales; tenemos amplias posibilidades de insertarnos en otros mercados del mundo. No debemos seguir enganchados ortodoxamente a un modelo económico neoliberal que sólo ha significado para el país la desnacionalización de nuestros recursos, la expulsión de nuestra población, el estancamiento económico, la corrupción, el narcotráfico y la dependencia. Es el momento de buscar un cambio de nuestro modelo económico, de quienes nos han dirigido en el país y de quienes nos han saqueado impunemente a todos los mexicanos. Es el momento del cambio, es el momento de una gran regeneración nacional.
Jueves 23 febrero de 2017