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LOS NIÑOS QUE VEN BAJO EL AGUA

En 1999 la investigadora sueca de la Universidad de Lund, Anna Gislen, llegó a la costa oeste de Tailanda, específicamente a los archipiélagos en el mar de Andaman. Su empresa fue investigar un fenómeno curioso que había llegado a sus oídos sobre la capacidad de los niños de la tribu Moken de ver con una claridad impresionante debajo del agua salada.

Gilsen encontró que los miembros de esta tribu desde pequeños pasaban horas bajo el mar pescando, principalmente. El mar, así, era prácticamente una manera de vida. Comenzó a hacer algunas pruebas donde los niños se sumergían y debían mirar algunos dibujos de líneas lejanos y luego indicar si estos llevaban trazos horizontales o verticales.

Cada vez que los niños bajaban al agua las líneas se hacían cada vez más delgadas, y los resultados continuaban siendo favorables. Según las investigaciones de Gilsen las pupilas de los niños revelaron que son capaces de llegar el límite máximo de estrechamiento dentro de las posibilidades humanas.

Normalmente cuando entras al agua todo es tan borroso que el ojo ni siquiera trata de adecuarse, es un reflejo normal. Pero los ñoños Moken son capaces simultáneamente de hacer que sus pupilas se hagan mas pequeñas y cambiar la forma de su enfoque. Los delfines hacen una adaptación similar.

Luego Gilsen hizo un experimento similar con niños europeos y encontró que sus ojos tienen también la capacidad de ver más bajo el agua, sin embargo estos presentaban una irritación mientras los Moken ninguna (llegaron a sumergirse hasta 30 veces sin ningún tipo de irritación de por medio).

Cabe apuntarse que los adultos Moken también fueron perdiendo esta capacidad de nitidez visual bajo el agua.

Con la edad nuestros “lentes” se vuelven menos flexibles, ello hace que tenga sentido que los adultos pierdan la habilidad de adaptarse bajo el agua.

 

 

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