
Puerto Vallarta, Jal. — La noche del sábado, la Perla del Pacífico se vistió de gala para recibir la 67ª edición de los Premios Ariel, el máximo reconocimiento de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC). Con la presencia de directores, actores, productores y personalidades del séptimo arte, Puerto Vallarta se consolidó como un escenario de proyección internacional, sumando a su prestigio turístico un lugar protagónico en la cultura y el cine de México.
Los grandes triunfadores
La velada tuvo como gran ganadora a Sujo, cinta que conquistó tres estatuillas, entre ellas Mejor Película y Mejor Dirección, a cargo del tándem creativo de Astrid Rondero y Fernanda Valadez, quienes además aprovecharon el escenario para enviar un mensaje contundente sobre la situación social del país.
Otro de los proyectos más galardonados fue Pedro Páramo, que acumuló siete premios técnicos y artísticos; mientras que La cocina, de Alonso Ruizpalacios, se llevó cuatro estatuillas, destacando la interpretación de Raúl Briones, quien obtuvo el Ariel a Mejor Actor y alzó la voz con un discurso cargado de crítica y reflexión.
Por su parte, No nos moverán también sumó cuatro reconocimientos, entre ellos el de Mejor Actriz, otorgado a la primera actriz Luisa Huertas, quien emocionó al público con su talento y un poderoso mensaje en defensa de la memoria y la justicia.
Un escenario de protesta y reflexión
Más allá del glamour, la gala se convirtió en una plataforma de expresión. Desde el escenario se denunciaron el genocidio en Israel, se habló del drama migrante, se recordó a los desaparecidos, a las madres buscadoras y a los huérfanos del narcotráfico. Una noche donde el cine reafirmó su poder de contar historias y ser voz de quienes no la tienen.
Puerto Vallarta en la mira internacional
Con una cobertura mediática de primer nivel, la 67ª entrega del Ariel no solo celebró lo mejor del cine mexicano, sino que también puso a Puerto Vallarta en los ojos del mundo, proyectando al destino como un referente cultural además de turístico. La fusión entre arte, sociedad y entretenimiento dejó huella en una ciudad que reafirma su capacidad de albergar eventos de talla internaciona