Reportajes

La tarea común para 2012

Por: Jhovaneé Monge
El arranque del año siempre motiva para hacer proyectos y planes a futuro pero, para los mexicanos, este 2012 está señalado por las definiciones políticas que marcarán el futuro inmediato tanto de nuestro país como de nuestro municipio, ya que este año Vallarta tendrá un perfil nuevo, acaso una bocanada de aire fresco para quienes auguran un cambio positivo y sano tanto en lo político como en el sector empresarial.
Durante los primeros meses del año se efectuarán cambios en diferentes organismos empresariales, los que se venían postergando por diversas situaciones, la más frecuente, la falta de interés de este sector por abanderar organismos en desuso.
En los últimos años, los organizaciones empresariales en nuestra comunidad perdieron representatividad, toda vez que también soslayaron la defensa de los intereses de sus socios, y ahora son sólo “membretes” los cargos en los que recae la dirigencia de unos pocos empresarios que carecen de liderazgo, pero que de alguna manera contribuyen al pobre desarrollo del comercio, los servicios y el turismo en el municipio.
El año pasado enfrentamos la peor crisis turística desde que Vallarta despegó como un destino recreativo importante de México, vivimos dramáticos cambios económicos y sociales entre los que presenciamos cierre de empresas, desempleo, inseguridad, descontento en diferentes esferas de la sociedad. Esta situación requiere la participación activa de la comunidad para buscar soluciones y prever futuros acontecimientos; el Gobierno no puede hacer las cosas solo, tenemos que apoyarlo y criticarlo cuando sea necesario.
Mientras no sea así, seguiremos carentes y huérfanos de una estructura turística integrada por organismos públicos y privados que regulen, fomenten y se coordinan para la actividad turística planeada a largo plazo, que también sea capaz de responder ante contingencias de manera inmediata para evitar el abandono turistico; es de vital importancia que surja un liderazgo auténtico que cohesione y vele por los interés del destino, y no líderes que sólo defiendan intereses propios. A nadie escapa que los actuales dirigentes empresariales carecen de iniciativa para armar proyectos que tengan a Puerto Vallarta en el mapa nacional e internacional.
La fragmentación política, la institucionalidad empresarial fragmentada y la falta de representatividad por desinterés de los afiliados fomentan el individualismo y la búsqueda del beneficio propio; así también es notable la ausencia de capacidad técnica en algunas cámaras y asociaciones para generar información confiable que guíe proyectos a largo plazo; no existe ningún sentido de la previsión para enfrentar contingencias en la economía y, en vez de disponerse a establecer conversatorios vinculantes, se promueve la ruptura como único modo de resolver las diferencias. Pero semejantes actitudes tan lejanas de la civilización a la que aspiramos, son obstáculos en el camino hacia un pacto económico y social que ofrezca proyectos viables para enriquecer y fortalecer al sector turístico.
Creo que las representaciones empresariales deben trabajar de la mano con el gobierno en turno, pero dispuestos a correr el riesgo de la propuesta, la crítica, el consenso y mantenerse al margen de intereses partidistas, sobre todo en aquellos sectores en los que sus líderes o dirigentes se han dedicado a buscar beneficios personales o coquetean con la representación de un cargo popular en las próximas elecciones.
Los claroscuros de los organismos empresariales son evidentes cada periodo, cuando renuevan dirigencias: primero, nadie quiere encabezarlas y, después, no se quieren bajar del peldaño y limitan cualquier posible liderazgo rodeándose de un consejo nulo y poco participativo; esto genera la toma de decisiones unilaterales y, en ocasiones, incluso se han violentado los estatutos internos, todo lo que, sin duda, genera la ausencia de grandes empresarios integrando consejos y dirigiendo organismos que tengan peso y capacitad negociadora con los distintos gobiernos, bien sean éstos el municipal, el estatal o el federal.
Cuestionada a más no poder la representatividad de algunas agrupaciones y por todos vista la desunión entre el empresariado, es obvio el daño que ha causado la cháchara de su incomunicación por protagonismos, lo que provoca que problemas comunes sean tratados en forma independiente.
La función originaria de las asociaciones de empresarios bien organizadas es promover oportunidades de inversión, negocios y contribuir al desarrollo de la comunidad. Los representantes o presidentes de las agrupaciones deben ser verdaderos empresarios . Lamentablemente, las principales empresas del sector turístico no participan en los organismos por falta de interés.
En ocasiones, hay personas que figuran al frente de organismos empresariales y ni siquiera son empresarios, no saben en realidad lo que es un empresario, no han pasado por todas las penas y preocupaciones de un empresario, entonces no pueden pensar como tales.Es hora de buscar beneficios reales para sus agremiados, pues un organismo empresarial debe fomentar la generación de empleo y promover la inversión en la entidad.
Tenemos claro que nuestra ciudad, para seguir creciendo con calidad de vida, requiere reactivar el sector turismo con una oferta de calidad que reactive la economía y genere nuevas inversiones y empleos; planear el desarrollo urbano; mejorar el concepto de movilidad y transporte y garantizar la seguridad pública de sus habitantes y no sólo del turismo, esperamos que los próximos dirigentes, tanto de la nueva administración municipal como de las cúpulas empresariales hagan la tarea este 2012 y ofrezcan un panorama más dinámico, abierto a la participación de todos representados y, sobre todo, que ofrezcan nuevos proyectos que reactiven y garanticen que Vallarta tiene vida por delante y un gran porvenir en beneficio de todos. Más nos valiera que fuera así.

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